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Los 10 Mayores Conceptos Erróneos sobre las Acciones de Dividendos

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Si alguna vez has considerado invertir en acciones de dividendos, probablemente hayas escuchado que son una opción estable y confiable. Sin embargo, alrededor de estas inversiones giran muchas ideas erróneas que pueden llevar a decisiones equivocadas.
Desde creer que los dividendos están garantizados hasta pensar que las acciones más baratas son siempre la mejor opción, los mitos sobre las acciones de dividendos están a la orden del día.
En este artículo, vamos a desmentir las 10 principales concepciones equivocadas sobre estas acciones, para que puedas entenderlas a fondo y aprovechar su verdadero potencial en tu estrategia de inversión.

Errores al interpretar las acciones de dividendos

Una de las primeras lecciones que muchos nuevos inversores aprenden es que las acciones que pagan dividendos suelen considerarse una opción segura. A menudo vistas como una alternativa más estable frente a las acciones de crecimiento o aquellas que no ofrecen dividendos, estas acciones tienden a tener un lugar asegurado incluso en las carteras más básicas. Sin embargo, no todas las acciones de dividendos son tan predecibles o conservadoras como parecen; al igual que cualquier inversión, presentan una diversidad que requiere un análisis más profundo y libre de generalizaciones.

Los 10 Mayores Conceptos Erróneos sobre las Acciones de Dividendos

  • Los precios de las acciones bajan cuando se pagan dividendos.
  • La fecha de registro determina la elegibilidad del accionista.
  • Las acciones de dividendos siempre son seguras.
  • Las empresas que pagan dividendos limitan su crecimiento.
  • Los grandes dividendos únicos son siempre beneficiosos.
  • Los dividendos siempre están sujetos a la misma tributación.
  • Las acciones con el mayor rendimiento son las mejores.
  • Los dividendos están garantizados.
  • Los inversores deberían comprar las acciones de dividendos más baratas.
  • Los dividendos son aburridos.

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1. Los precios de las acciones bajan cuando se pagan dividendos

Cuando hablamos de acciones que pagan dividendos, uno de los conceptos que suele generar confusión es la relación entre el pago de dividendos y el precio de la acción. Es importante entender que cuando una empresa paga un dividendo, su precio de mercado tiende a ajustarse a la baja por el mismo monto del dividendo. Este ajuste ocurre en la llamada “fecha ex-dividendo”, que es el primer día en el que las acciones se negocian sin derecho a recibir el próximo dividendo.

¿Por qué sucede esto? Al pagar dividendos, la empresa transfiere valor directamente de sus reservas de efectivo a los accionistas, reduciendo el valor intrínseco de la compañía. Por ejemplo, si una acción se cotiza a $100 y paga un dividendo de $2 por acción, el precio ajustado después del pago será de aproximadamente $98. Esto no significa que los accionistas pierdan valor; simplemente, una parte del mismo se convierte en efectivo que reciben directamente.

» Estos son los mejores brokers para dividendos

Es clave que no interpretes este ajuste como una pérdida, sino como una transferencia. Este mecanismo es parte del proceso natural de los dividendos y no debe verse como algo negativo. Si comprendes esta dinámica, podrás tomar decisiones más informadas sobre cuándo y cómo invertir en acciones de dividendos sin caer en este error común.

2. La fecha de registro determina la elegibilidad del accionista

Siguiendo con las ideas erróneas más comunes sobre las acciones de dividendos, es crucial hablar sobre la fecha de registro y cómo afecta a los inversores. Existe una creencia equivocada de que esta fecha es la que define quién recibirá el dividendo, pero esto no es del todo correcto.

En realidad, lo que determina tu elegibilidad es que hayas comprado la acción antes de la fecha ex-dividendo. La fecha de registro es un aspecto administrativo en el que la empresa verifica los nombres de los accionistas elegibles en sus libros, pero para garantizar que estés en esa lista, debes adquirir las acciones al menos un día hábil antes de la fecha ex-dividendo. Esto se debe al ciclo de liquidación de las operaciones bursátiles, que generalmente toma dos días hábiles.

Por tanto, lo más importante para ti como inversor es conocer y comprender la fecha ex-dividendo. Si compras las acciones después de esta fecha, no recibirás el próximo dividendo, incluso si la fecha de registro aún no ha pasado. Este detalle puede ser clave para evitar sorpresas y optimizar tu estrategia de inversión en acciones de dividendos.

» Aprende cómo los dividendos afectan a los precios de las acciones

3. Las acciones de dividendos siempre son seguras

Después de entender cómo funciona el ajuste de precios y la elegibilidad para recibir dividendos, es momento de abordar una de las creencias más extendidas: pensar que las acciones que pagan dividendos son siempre una inversión segura. Aunque suelen percibirse como una opción más estable, esta idea puede ser engañosa si no evaluamos cada caso en detalle.

» Descubre cómo puedes saber que acciones pagan dividendos

No todas las acciones de dividendos pertenecen a empresas financieramente sólidas o con un historial consistente. Un dividendo elevado puede ser señal de riesgo, ya que podría reflejar que la compañía está compensando una caída en su precio o enfrentando dificultades económicas. Además, hay ocasiones en las que las empresas recortan o eliminan sus dividendos, lo cual afecta tanto los ingresos de los accionistas como la percepción del mercado.

Por eso, es fundamental no caer en la trampa de asociar automáticamente los dividendos con seguridad. Analizar factores como los fundamentales de la empresa, la sostenibilidad del dividendo y su historial de pagos te permitirá tomar decisiones más informadas. Recordemos que, como cualquier inversión, las acciones de dividendos también tienen riesgos inherentes que debemos evaluar con cuidado.

» Consulta nuestra guía de riesgos de inversión

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4. Las empresas que pagan dividendos limitan su crecimiento

Tras analizar los riesgos asociados a las acciones de dividendos, surge otra idea errónea muy común: pensar que las empresas que distribuyen dividendos sacrifican su capacidad de crecimiento. Aunque tiene algo de lógica, esta afirmación no siempre se ajusta a la realidad.

Es cierto que las empresas que pagan dividendos suelen destinar una parte de sus ganancias a los accionistas, en lugar de reinvertir todo en el negocio. Sin embargo, esto no significa que estén limitando su crecimiento. Muchas compañías maduras y consolidadas, como las de sectores como consumo masivo o servicios públicos, generan flujos de caja estables y suficientes para equilibrar el reparto de dividendos con inversiones estratégicas que impulsan su desarrollo. De hecho, algunas empresas líderes han logrado mantener un crecimiento sólido mientras aumentan sus dividendos de manera constante a lo largo del tiempo.

» Infórmate sobre la tasa de crecimiento de los dividendos

Es importante no generalizar. No todas las empresas que pagan dividendos están estancadas, ni todas las que reinvierten todo su capital experimentan un crecimiento explosivo. Como inversor, el desafío está en identificar aquellas compañías que han demostrado capacidad para gestionar este balance de manera eficiente, asegurando tanto retornos para los accionistas como un crecimiento sostenible.

5. Los grandes dividendos únicos son siempre beneficiosos

Después de explorar la relación entre dividendos y crecimiento empresarial, es importante desmitificar otra idea común: que los grandes dividendos únicos siempre son algo positivo para los inversores. Aunque pueden parecer atractivos a primera vista, es crucial analizarlos en su contexto antes de considerarlos como una señal de fortaleza.

Un dividendo único grande generalmente indica que la empresa está devolviendo una porción significativa de sus reservas de efectivo a los accionistas. Esto puede ocurrir tras la venta de un activo importante o como resultado de ganancias extraordinarias. Sin embargo, este tipo de dividendos no son necesariamente una señal de salud financiera a largo plazo, ya que podrían reflejar la falta de oportunidades para reinvertir ese capital de manera efectiva.

Además, es fundamental tener en cuenta las implicaciones fiscales. Un dividendo excepcional puede aumentar tu carga impositiva en el año en que se recibe, dependiendo de cómo se clasifiquen esos ingresos en tu jurisdicción. Por eso, antes de emocionarte con un gran dividendo único, evalúa si representa un valor real y sostenible o si es simplemente un movimiento puntual que podría no beneficiar tus objetivos a largo plazo.

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6. Los dividendos siempre están sujetos a la misma tributación

Después de analizar los dividendos únicos y sus implicaciones, es momento de hablar sobre otra confusión común: creer que todos los dividendos se gravan de la misma manera. Aunque este sería un escenario sencillo, la realidad es que los impuestos sobre dividendos pueden variar considerablemente según su tipo y la normativa fiscal de cada país.

En términos generales, existen dos categorías principales de dividendos: dividendos calificados y dividendos ordinarios. Los dividendos calificados suelen beneficiarse de tasas impositivas más bajas porque provienen de empresas que cumplen ciertos criterios específicos, como el tiempo de tenencia de las acciones. Por otro lado, los dividendos ordinarios, que generalmente incluyen pagos de fondos mutuos o REITs (fideicomisos de inversión inmobiliaria), suelen gravarse a las tasas de ingresos regulares, que pueden ser significativamente más altas.

» Aprende qué es la señalización de dividendos

Es fundamental que como inversor entiendas cómo se clasifican los dividendos que recibes y planifiques en consecuencia. No asumir que todos los dividendos tienen el mismo tratamiento fiscal puede ayudarte a evitar sorpresas y a maximizar tus retornos netos. Siempre es recomendable consultar con un asesor fiscal para aprovechar al máximo las ventajas fiscales que puedan estar disponibles en tu caso particular.

7. Las acciones con el mayor rendimiento son las mejores

Tras entender las diferencias en la tributación de dividendos, es importante abordar un error común que puede llevar a decisiones de inversión equivocadas: creer que las acciones con el mayor rendimiento por dividendo siempre son las mejores opciones. Aunque un alto rendimiento puede ser atractivo, esta cifra por sí sola no cuenta toda la historia.

El rendimiento por dividendo se calcula dividiendo el dividendo anual de la acción entre su precio actual. Un rendimiento alto puede ser el resultado de un precio de acción que ha caído significativamente, lo que podría ser señal de problemas financieros en la empresa. En algunos casos, un dividendo alto es insostenible, y la empresa podría verse obligada a reducir o eliminar ese pago en el futuro, lo que impactaría negativamente en la inversión.

Por ello, es esencial analizar más allá del rendimiento por dividendo y evaluar otros factores clave, como los fundamentales de la empresa, el historial de pago de dividendos y su capacidad para generar flujos de caja estables. Una estrategia de inversión bien informada se basa en un análisis integral y no solo en un número llamativo que, en algunos casos, podría ser una señal de alerta más que una oportunidad.

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8. Los dividendos están garantizados

Después de analizar la idea equivocada de que las acciones con mayor rendimiento son las mejores, es esencial desmentir otra suposición común: creer que los dividendos están garantizados. Aunque muchas empresas tienen un historial sólido de pagos consistentes, esto no significa que estén obligadas a continuar distribuyéndolos en el futuro.

Los dividendos son un compromiso voluntario por parte de las empresas, y pueden reducirse o eliminarse si las condiciones financieras cambian. Factores como una recesión económica, caídas en los ingresos o decisiones estratégicas para reinvertir en el negocio pueden llevar a que una empresa ajuste su política de dividendos. Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, muchas empresas redujeron o suspendieron temporalmente sus pagos de dividendos para conservar efectivo.

Por esta razón, es crucial no asumir los dividendos como una fuente de ingresos garantizada. Como inversor, debes evaluar la sostenibilidad del dividendo basándote en los flujos de caja de la empresa, su historial de pagos y las perspectivas de su industria. Esto te ayudará a gestionar expectativas y a diseñar una cartera más equilibrada y resiliente frente a cambios inesperados.

9. Los inversores deberían comprar las acciones de dividendos más baratas

Luego de entender que los dividendos no están garantizados, es importante abordar otra idea errónea: pensar que las acciones de dividendos más baratas siempre son una buena compra. Aunque un precio bajo puede parecer una ganga, este enfoque puede ser engañoso si no se consideran otros factores clave.

Un precio bajo no siempre significa que una acción tenga un buen valor. A menudo, las acciones baratas están en ese nivel debido a problemas fundamentales en la empresa, como un deterioro en sus ingresos, alta deuda o una industria en declive. Invertir en este tipo de acciones podría exponer tu cartera a un mayor riesgo de pérdidas, incluso si inicialmente parece que ofrecen un alto rendimiento por dividendo.

La mejor estrategia es priorizar la calidad sobre el precio. Busca empresas con fundamentos sólidos, un historial consistente de pagos de dividendos y perspectivas de crecimiento sostenible, en lugar de centrarte únicamente en el precio de la acción. Recuerda, el éxito en las inversiones no está en comprar barato, sino en comprar valor.

10. Los dividendos son aburridos

Después de desmentir la idea de que las acciones baratas de dividendos son siempre una buena opción, llegamos a un mito sorprendentemente común: pensar que los dividendos son aburridos o poco emocionantes como estrategia de inversión. Este concepto no solo subestima su potencial, sino que también ignora el poder transformador de los dividendos en el crecimiento del patrimonio a largo plazo.

Los dividendos representan mucho más que pagos regulares. Cuando se reinvierten, los dividendos aprovechan el efecto del interés compuesto, que puede generar un impacto significativo en la acumulación de riqueza con el tiempo. Empresas como aquellas incluidas en los índices de “Dividend Aristocrats” han demostrado que un enfoque constante en dividendos puede ofrecer resultados sólidos, incluso en mercados volátiles.

Además, las estrategias basadas en dividendos pueden ser ideales para inversores que buscan ingresos pasivos o estabilidad en su cartera. Lejos de ser aburridos, los dividendos son una herramienta clave para construir una base financiera sólida y confiable, especialmente para quienes valoran el equilibrio entre riesgo y retorno. Cambiar esta percepción te permitirá aprovechar todo su potencial como parte de tu estrategia de inversión.

Conclusión

Entender las acciones de dividendos y desmentir las ideas equivocadas que giran en torno a ellas es clave para aprovechar su verdadero potencial. Como hemos visto, los dividendos no siempre son tan simples como parecen; desde conceptos como su tributación, sostenibilidad y relación con el precio de las acciones, hasta la importancia de no caer en estrategias basadas solo en altos rendimientos.

Las acciones de dividendos ofrecen oportunidades únicas, pero requieren análisis y estrategia para que formen parte exitosa de tu portafolio de inversión.

Si te interesa profundizar más en este fascinante mundo, no te pierdas el siguiente artículo de nuestra Guía de Dividendos: Rentabilidad por dividendo. Descubrirás cómo esta métrica puede ayudarte a evaluar mejor las oportunidades en el mercado y a construir una cartera sólida y rentable. ¡No te lo pierdas!

Preguntas frecuentes

Un dividendo sostenible es aquel que una empresa puede pagar consistentemente sin poner en riesgo su salud financiera. Esto se determina evaluando métricas clave como el payout ratio (porcentaje de las ganancias destinado a dividendos) y el flujo de caja libre. Un dividendo sostenible es crucial porque garantiza ingresos recurrentes para los inversores sin comprometer el crecimiento de la compañía ni aumentar el riesgo de recortes futuros, lo que lo convierte en un pilar fundamental para una cartera sólida.
Las recompras de acciones son una estrategia en la que las empresas adquieren sus propias acciones para reducir la cantidad disponible en el mercado. Esto puede beneficiar a los inversores de dividendos, ya que una menor cantidad de acciones aumenta el valor por acción y, en algunos casos, permite a la empresa mantener o aumentar sus pagos de dividendos. Sin embargo, es importante analizar si las recompras se realizan desde una posición financiera sólida o si se financian con deuda, lo que podría impactar negativamente a largo plazo.
Priorizar el crecimiento sobre los dividendos es una buena estrategia cuando buscas maximizar el capital a largo plazo y tienes un horizonte de inversión amplio. Las empresas de crecimiento suelen reinvertir sus ganancias en proyectos que incrementan su valor a largo plazo, lo que puede traducirse en una apreciación significativa del precio de las acciones. Por el contrario, si estás enfocado en ingresos pasivos o estabilidad, las acciones de dividendos podrían ser más adecuadas. La elección depende de tus objetivos financieros y tu tolerancia al riesgo.

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Óscar López/Formiux.com

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