Renta fija: qué es, tipos, rentabilidad, riesgos y cómo invertir paso a paso

Descubre la guía más completa y actualizada sobre renta fija. Aprende qué es, qué tipos de activos existen, qué rentabilidad puedes esperar y cómo invertir con criterio desde hoy. Todo explicado de forma clara, sencilla y con ejemplos reales.

Bienvenido a la guía definitiva para invertir en Renta fija

Un espacio creado para ofrecerte una experiencia real e independiente en el mundo de la inversión en renta fija. Aquí encontrarás un recorrido PASO A PASO para entender, planificar y ejecutar tu estrategia con confianza. Desde los conceptos clave, los tipos de activos y la gestión del riesgo, hasta cómo invertir hoy en bonos, letras del tesoro o fondos de renta fija con criterio. Te acompañamos en cada decisión con información clara, práctica y basada en análisis sólidos. Todo hecho con rigor, pasión y conocimiento financiero real, porque en Finantres creemos que la mejor inversión es la que haces con tranquilidad, visión de futuro y fundamentos sólidos.

Renta Fija que es, tipos y como invertir

Guía de Renta fija

¿Qué es la renta fija?

La renta fija es una categoría de inversión en la que prestas tu dinero a entidades como gobiernos o empresas a cambio de recibir pagos de intereses periódicos y la devolución del capital invertido al finalizar un plazo determinado. A diferencia de la renta variable, donde los rendimientos pueden fluctuar, en la renta fija conoces de antemano la rentabilidad que obtendrás si mantienes la inversión hasta su vencimiento.

Cuando inviertes en un instrumento de renta fija, estás adquiriendo un título de deuda emitido por una entidad. Esta entidad se compromete a pagarte intereses, conocidos como “cupones”, en intervalos regulares (por ejemplo, anuales o semestrales) y a devolverte el monto principal al vencimiento del título. Estos pagos y el plazo están definidos desde el inicio, lo que aporta previsibilidad a tu inversión.

Imagina que compras un bono emitido por una empresa por un valor nominal de 1.000 euros, con un plazo de 5 años y un interés anual del 3%. Cada año recibirás 30 euros en concepto de intereses (3% de 1.000 euros), y al cabo de los 5 años, la empresa te devolverá los 1.000 euros iniciales.

  • Previsibilidad: Conoces de antemano los flujos de caja que recibirás, lo que facilita la planificación financiera.

  • Menor volatilidad: Los instrumentos de renta fija suelen experimentar menos fluctuaciones en su valor en comparación con la renta variable.

  • Diversidad de emisores: Puedes invertir en títulos emitidos por gobiernos (bonos soberanos) o por empresas privadas (bonos corporativos), cada uno con diferentes niveles de riesgo y rentabilidad.

Mientras que en la renta fija los pagos y el retorno del capital están predefinidos, en la renta variable, como las acciones, los rendimientos dependen del desempeño de la empresa y las condiciones del mercado, lo que puede resultar en ganancias o pérdidas.

En resumen, la renta fija es una opción de inversión que ofrece ingresos estables y predecibles, adecuada para quienes buscan minimizar riesgos y obtener una rentabilidad conocida a lo largo del tiempo.

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Tipos de activos de renta fija

La renta fija no es un producto único, sino un conjunto de instrumentos con características, plazos y riesgos distintos. Conocerlos es el primer paso para construir una estrategia sólida y bien diversificada. A continuación, te explico los principales activos en los que puedes invertir dentro del universo de la renta fija:

Son títulos de deuda emitidos por gobiernos con el objetivo de financiar sus actividades. Son considerados de bajo riesgo, especialmente si el emisor es un país con buena calificación crediticia. Suelen tener vencimientos medios o largos (5, 10, 15 años o más) y pagan intereses fijos a intervalos regulares. En España, los más conocidos son los Bonos del Tesoro. Si buscas estabilidad y confianza, esta es una de las opciones más utilizadas por inversores conservadores.

A diferencia de los bonos, las letras son títulos de corto plazo (habitualmente entre 3 y 18 meses) y no pagan cupones. La rentabilidad se obtiene por la diferencia entre el precio de compra y el valor nominal que te devuelven al vencimiento. Son ideales si buscas invertir tu dinero durante unos meses y prefieres algo más líquido. Aunque su rendimiento suele ser más bajo, también lo es su nivel de riesgo.

Estos funcionan igual que los bonos del Estado, pero los emite una empresa privada. A cambio de tu inversión, recibes intereses periódicos y el reembolso del capital al vencimiento. Ofrecen una rentabilidad generalmente superior, aunque también implican mayor riesgo, ya que dependen de la salud financiera de la empresa emisora. Es clave fijarse en su calificación crediticia. Dentro de este grupo encontramos desde grandes multinacionales hasta pequeñas empresas con emisiones más especulativas.

Son instrumentos de deuda a muy corto plazo (normalmente menos de 12 meses) emitidos por compañías. Funcionan de forma parecida a las letras del tesoro, pero con un perfil más corporativo. No suelen pagar intereses explícitos, sino que se compran a descuento. Son usados por empresas para cubrir necesidades puntuales de liquidez. La rentabilidad puede ser atractiva, pero el riesgo de impago también es mayor, por eso conviene invertir solo en pagarés de emisores muy solventes o diversificar bien.

Son activos respaldados por préstamos hipotecarios. En esencia, son bonos emitidos por entidades financieras y garantizados por una cartera de hipotecas. Suelen ser más seguros que otros instrumentos privados porque cuentan con ese respaldo adicional. Son muy utilizados por los bancos para financiarse. Ofrecen rentabilidad moderada con bajo riesgo, especialmente si provienen de entidades bien capitalizadas.

En lugar de comprar tú directamente los activos, puedes invertir a través de fondos gestionados por profesionales. Estos fondos agrupan bonos, letras o pagarés y te permiten diversificar con una sola inversión. Hay fondos de renta fija a corto, medio o largo plazo, según tu perfil de riesgo y horizonte temporal. Son ideales si buscas delegar la gestión y beneficiarte de un enfoque más amplio, aunque implican comisiones de gestión que debes considerar.

ActivoEmisorPlazoRiesgoRentabilidad esperadaLiquidezFiscalidadIdeal para…
Bonos del EstadoGobiernoMedio / Largo (5-30 años)Muy bajo (país solvente)2% – 3,5% aprox.Media-AltaTributan por rendimiento del capitalInversores conservadores y planificadores
Letras del TesoroGobiernoCorto (3-18 meses)Muy bajo2% – 3% aprox.AltaTributan al vencimiento (rend. implícito)Gestión de liquidez a corto plazo
Bonos corporativosEmpresa privadaMedio / Largo (2-15 años)Medio (según calificación)3% – 6%+MediaRendimiento del capitalPerfil moderado que busca más rentabilidad
Pagarés de empresaEmpresa privadaMuy corto (≤ 12 meses)Medio – Alto4% – 7%+AltaTributan al vencimiento (rend. implícito)Inversores atentos al riesgo / oportunidades
Cédulas hipotecariasBanco o entidad financieraMedio (3-10 años)Bajo – Medio2,5% – 4% aprox.MediaRendimiento del capitalPerfiles moderados que priorizan solidez
Fondos de renta fijaGestora de inversiónVariable (según política)Depende del fondo1,5% – 6% aprox.Alta (salvo fondos cerrados)Tributan al reembolsar participacionesDiversificación automatizada y gestión delegada

 

¿Qué rentabilidad se puede esperar en la renta fija?

Una de las grandes ventajas de la renta fija es su previsibilidad en los retornos, especialmente si mantienes el activo hasta su vencimiento. Pero para entender bien qué puedes esperar como inversor, necesitas conocer cómo se genera esa rentabilidad y qué factores influyen en ella. Vamos paso a paso.

La rentabilidad en la renta fija se puede obtener de tres formas principales:

  1. Cupones periódicos:
    Son los intereses que recibes, normalmente de forma anual o semestral. Por ejemplo, si compras un bono de 1.000 € con un cupón del 4%, recibirás 40 € cada año hasta el vencimiento.

  2. Amortización o devolución del principal:
    Al vencimiento del bono o letra, el emisor te devuelve el capital invertido. Es decir, recuperas los 1.000 € que pusiste inicialmente, salvo que el emisor no pueda pagar (lo que implica riesgo de crédito).

  3. Plusvalía en el mercado secundario (opcional):
    Si vendes el activo antes del vencimiento y el precio ha subido (por ejemplo, porque han bajado los tipos de interés), puedes ganar dinero adicional. Pero ojo: también puede ocurrir lo contrario.

Vamos a aclarar tres conceptos clave para entender bien cómo se mide la rentabilidad en renta fija:

TérminoDefinición sencillaEjemplo práctico
Interés nominalEs el porcentaje que se aplica sobre el capital invertido para calcular los cupones que recibirás.Si compras un bono de 1.000 € al 3%, recibirás 30 € al año.
TIR (Tasa Interna de Retorno)Es la rentabilidad real del bono si lo mantienes hasta vencimiento, considerando el precio que pagas, los cupones y el capital que te devolverán.Si compras ese bono por 950 €, aunque el cupón es 3%, tu TIR será superior (por haber pagado menos).
Interés realEs la rentabilidad ajustada a la inflación. Te muestra cuánto estás ganando en términos de poder adquisitivo.Si tu bono rinde 3% y la inflación es 2%, el interés real es solo del 1%.

La renta fija no es la inversión más rentable, pero sí una de las más estables. Aquí una comparación histórica aproximada (datos orientativos a largo plazo, en euros y sin contar inflación):

ActivoRentabilidad histórica anual mediaVolatilidad
Acciones globales6% – 8%Alta
Bonos gubernamentales2% – 4%Baja – Media
Letras del Tesoro1% – 2,5%Muy baja
Bonos corporativos3% – 5%Media
Fondos mixtos4% – 6%Media – Alta

La conclusión es clara: la renta fija no busca batir al mercado, sino darte estabilidad, ingresos recurrentes y menor exposición al riesgo. Por eso es tan valiosa en carteras equilibradas, especialmente en tiempos de incertidumbre.

Imagina que compras un bono corporativo con estas características:

  • Valor nominal: 1.000 €

  • Cupón: 5% anual

  • Plazo: 5 años

  • Precio de compra: 980 € (lo compras con descuento)

Durante esos 5 años, recibirás 50 € anuales (5% de 1.000 €), y al final te devuelven los 1.000 €.
Has pagado 980 € y recibido un total de 1.250 € (50 € x 5 años + 1.000 €).
La rentabilidad real (TIR) es superior al 5% porque compraste por debajo del valor nominal.

El valor de los bonos existentes en el mercado fluctúa en sentido contrario a los tipos:

  • Si suben los tipos, los bonos antiguos con menor cupón pierden valor.

  • Si bajan los tipos, los bonos antiguos ganan valor y puedes venderlos con plusvalía.

Riesgos de la renta fija

La renta fija es percibida como una inversión segura, pero eso no significa que esté exenta de riesgos. Lo importante aquí no es evitarlos por completo, sino conocerlos, entender cómo impactan tu inversión y aprender a gestionarlos con criterio. Vamos a repasar los principales:

Este es probablemente el riesgo más relevante en renta fija. Se basa en una regla sencilla:
Cuando los tipos de interés suben, el valor de los bonos existentes baja. Y cuando los tipos bajan, el valor de los bonos sube.

¿Por qué pasa esto? Porque si tienes un bono que paga un 2%, y ahora hay nuevos bonos que pagan un 4%, nadie quiere el tuyo… a menos que lo vendas más barato.

📌 Ejemplo claro:
Tienes un bono con cupón del 3%. El BCE sube los tipos al 4%. Ahora, el mercado ya no está dispuesto a pagar 1.000 € por tu bono, porque puede conseguir más rentabilidad con uno nuevo. Por tanto, su precio baja si lo quieres vender antes de vencimiento.

¿Cómo se gestiona?

  • Invertir a corto plazo si esperas subidas de tipos.

  • Mantener los bonos hasta vencimiento si no necesitas liquidez.

Este es el riesgo de que el emisor no cumpla con el pago de los intereses o del capital al vencimiento. Es mucho más probable en bonos corporativos o pagarés de empresa que en bonos del Estado, especialmente si hablamos de países solventes.

🔎 ¿Cómo lo identificas?

  • A través de las calificaciones crediticias (rating): AAA es máxima seguridad; BB o menos se considera especulativo.

📌 Ejemplo real:
En 2020, algunas aerolíneas no pudieron pagar sus bonos tras la pandemia por falta de liquidez. Esto afectó a inversores que creían tener una inversión “segura”.

¿Cómo se gestiona?

  • Elegir emisores con buen rating.

  • Diversificar entre varios emisores y sectores.

  • Considerar fondos de renta fija que reparten el riesgo.

Este riesgo ocurre cuando la inflación supera la rentabilidad que estás obteniendo, reduciendo tu poder adquisitivo. Aunque estés ganando un 2% nominal, si los precios suben un 3%, en realidad estás perdiendo dinero en términos reales.

📌 Ejemplo fácil:
Cobras 30 € de intereses por un bono, pero al final del año, la cesta de la compra cuesta un 5% más. Tu “ganancia” ha sido ficticia.

¿Cómo se gestiona?

  • Apostar por bonos ligados a la inflación.

  • Reequilibrar la cartera periódicamente.

  • Complementar con activos que protejan contra inflación (como oro o renta variable).

Algunos activos de renta fija no se pueden vender fácilmente en el mercado secundario, o se venden con descuentos importantes si necesitas el dinero rápido.

Este riesgo se acentúa en:

  • Bonos de empresas pequeñas o poco conocidas.

  • Bonos emitidos en mercados menos líquidos.

  • Inversiones que se concentran en un solo tipo de activo.

¿Cómo se gestiona?

  • Evitar concentrar tu inversión en un único bono o emisor.

  • Escoger productos con mercados secundarios activos.

  • Considerar fondos de inversión si buscas liquidez más inmediata.

Sucede cuando cobras cupones o vencen tus bonos y, al reinvertir ese dinero, los tipos de interés del mercado son más bajos.

📌 Ejemplo común:
Tu bono a 5 años venció con un 4% de interés. Ahora, los nuevos bonos solo ofrecen un 2,5%. Si reinviertes, tu rentabilidad futura se verá reducida.

¿Cómo se gestiona?

  • Escalonar vencimientos (estrategia “laddering”)

  • Combinar bonos a corto y largo plazo

¿Para qué tipo de inversor es ideal la renta fija?

La renta fija no es solo para quienes huyen del riesgo: es una herramienta clave para construir carteras equilibradas, con ingresos estables y menor volatilidad. Pero, claro, hay perfiles a los que les encaja especialmente bien. Vamos a verlos:

Si tu prioridad es preservar el capital y evitar sobresaltos, la renta fija es una excelente opción. Ofrece estabilidad, ingresos predecibles y menor exposición a los vaivenes del mercado. Ideal si te cuesta dormir tranquilo con las caídas de la renta variable.

Típico objetivo: mantener el poder adquisitivo, generar ingresos periódicos y evitar grandes pérdidas.

A medida que se acerca la jubilación, muchos inversores buscan reducir el riesgo y asegurar ingresos. Aquí es donde la renta fija brilla: permite generar flujos de efectivo constantes y previsibles, ajustando la duración de los activos al horizonte temporal.

Típico objetivo: sustituir el salario con ingresos pasivos y proteger el capital acumulado.

No todos los inversores están dispuestos a asumir el riesgo de una cartera 100% en acciones. Los perfiles moderados suelen combinar renta fija y renta variable para equilibrar rentabilidad y estabilidad. La renta fija ayuda a amortiguar caídas en mercados bajistas y mejora el perfil riesgo/rentabilidad de la cartera.

Típico objetivo: crecer a largo plazo, pero con control de la volatilidad.

También es muy utilizada por fundaciones, aseguradoras, fondos de pensiones y empresas familiares que gestionan patrimonio con visión a largo plazo. ¿Por qué? Porque necesitan previsibilidad en los ingresos, menor exposición a pérdidas abruptas y cumplimiento de obligaciones futuras.

🧩 ¿Y en una cartera diversificada?

La renta fija no tiene por qué ser una inversión aislada. Su verdadero poder se ve cuando forma parte de una estrategia global. Aquí te dejamos algunos ejemplos de cómo puede integrarse:

Tipo de carteraDistribución típicaRol de la renta fija
Conservadora70% renta fija – 30% renta variableProteger capital y generar ingresos
Moderada50% renta fija – 50% renta variableEstabilidad con algo de crecimiento
Agresiva (con balanceo)20% renta fija – 80% renta variableReducción de riesgo en momentos de alta volatilidad
Ciclo de vida (target date)Varía con la edadMás renta fija a medida que se acerca el objetivo (ej. jubilación)

Cómo invertir en renta fija hoy: Guía práctica con Freedom24

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  • Registro:

    • Visita el sitio web oficial de Freedom24 y haz clic en “Abrir cuenta”.

    • Completa el formulario de registro con tus datos personales.

    • Verifica tu correo electrónico y número de teléfono.

  • Verificación de identidad:

    • Sube una copia de tu documento de identidad (DNI, pasaporte, etc.).

    • Proporciona un comprobante de domicilio reciente.

  • Configuración de la cuenta:

    • Selecciona el tipo de cuenta que deseas abrir (individual o conjunta).

    • Completa el cuestionario de idoneidad para determinar tu perfil de inversor.

 
  1. Accede a tu cuenta:

    • Inicia sesión en Freedom24 con tus credenciales.

  2. Realiza un depósito:

    • Dirígete a la sección “Depósito de fondos”.

    • Elige el método de depósito (transferencia bancaria o tarjeta de crédito/débito).

    • Ingresa el monto que deseas depositar y sigue las instrucciones para completar la transacción.

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  1. Accede al mercado de bonos:

    • En la plataforma, navega a la sección de instrumentos financieros y selecciona “Bonos”.

  2. Filtra según tus preferencias:

    • Utiliza los filtros disponibles para buscar bonos según el emisor (gubernamental o corporativo), moneda, plazo, calificación crediticia y rendimiento.

  3. Analiza la información del bono:

    • Revisa detalles como el cupón (tasa de interés), fecha de vencimiento, precio actual y rendimiento al vencimiento (TIR).

 
  • Selecciona el bono deseado:

    • Haz clic en el bono que te interesa para acceder a su ficha detallada.

  • Especifica los detalles de la orden:

    • Indica la cantidad que deseas invertir o el número de bonos que deseas comprar.

    • Elige el tipo de orden: a mercado (compra inmediata al precio actual) o limitada (compra a un precio específico).

  • Confirma la operación:

    • Revisa todos los detalles de la orden.

    • Confirma la transacción y espera la ejecución de la orden.

  • Revisa tu portafolio:

    • Accede a la sección “Portafolio” para ver tus inversiones actuales.

  • Sigue el rendimiento de tus bonos:

    • Observa los pagos de cupones y cualquier variación en el valor de los bonos en el mercado secundario.

  • Decide sobre futuras acciones:

    • Puedes mantener los bonos hasta su vencimiento para recibir el capital invertido y los intereses acordados.

    • Si lo deseas, puedes vender los bonos en el mercado secundario antes del vencimiento, según las condiciones del mercado.

Glosario de términos clave

El cupón es el interés que paga un bono de forma periódica al inversor. Se expresa como un porcentaje del valor nominal del bono, y normalmente se abona de forma anual o semestral. Por ejemplo, si un bono de 1.000 € tiene un cupón del 3%, recibirás 30 € al año mientras dure la vida del bono. Es el flujo de ingresos recurrente que convierte a la renta fija en una opción atractiva para quienes buscan ingresos estables.

Este pago no depende del precio al que compres el bono, sino del valor nominal. Es decir, incluso si compras el bono más caro o más barato que su valor original, el cupón será el mismo. Eso sí, el precio al que lo adquieras sí afectará tu rentabilidad total, lo que nos lleva al siguiente término: la TIR.

La TIR es la rentabilidad real que obtendrás al mantener un bono hasta su vencimiento, teniendo en cuenta tanto los cupones que recibes como el precio al que compraste el bono. Si pagaste menos que el valor nominal, tu TIR será mayor que el cupón; si pagaste más, será menor. Es una medida mucho más precisa que el cupón para comparar inversiones entre sí.

La TIR refleja el “retorno total” del bono y se ajusta automáticamente al precio de compra. Por eso, dos bonos con el mismo cupón pueden tener TIRs distintas si se negocian a precios diferentes en el mercado. Es una herramienta clave para evaluar oportunidades reales de inversión en renta fija.

El valor nominal es el importe original que se presta al emisor del bono y que se te devolverá al vencimiento. Es también la base sobre la que se calcula el cupón. Por ejemplo, si compras un bono de valor nominal 1.000 €, ese será el capital que recuperes al final, salvo impago, y sobre ese importe se aplicará el porcentaje del cupón.

Es importante no confundirlo con el precio de mercado del bono, que puede variar según la oferta y la demanda, los tipos de interés y el riesgo del emisor. A veces, puedes comprar un bono por debajo (con descuento) o por encima (con prima) de su valor nominal, lo que afecta directamente tu rentabilidad final.

La duración es una medida del riesgo de tipo de interés y representa el tiempo medio ponderado que tardarás en recuperar el dinero invertido en un bono. Cuanto mayor sea la duración, más sensible será el bono a los cambios en los tipos de interés: una subida de tipos afectará más negativamente al precio de un bono con duración alta.

No debe confundirse con el plazo o vencimiento del bono. Mientras que el vencimiento es una fecha fija, la duración es un concepto financiero que depende de los cupones, la frecuencia de pago y otros factores. Los gestores de fondos usan la duración como guía para gestionar el riesgo de tipos de interés en sus carteras.

El riesgo de crédito es la posibilidad de que el emisor del bono no cumpla con sus obligaciones de pago, ya sea de intereses (cupón) o de la devolución del capital al vencimiento. Es uno de los riesgos más relevantes en la renta fija, especialmente en bonos corporativos o en bonos de países con problemas financieros.

Para evaluar este riesgo, existen las agencias de calificación crediticia (como Moody’s, S&P o Fitch) que asignan una nota al emisor. Cuanto más baja sea la calificación, mayor será el riesgo y, en teoría, mayor la rentabilidad ofrecida. Pero cuidado: no siempre compensa asumir más riesgo por una rentabilidad ligeramente superior.

El mercado secundario es donde los bonos ya emitidos se compran y venden entre inversores. Si compras un bono en su emisión inicial, estás en el mercado primario. Pero si lo compras más tarde a otro inversor, o lo vendes antes de su vencimiento, lo haces en el mercado secundario. Aquí es donde se determinan los precios según la oferta, la demanda y las condiciones del mercado.

La existencia de un mercado secundario permite darle liquidez a los instrumentos de renta fija. Pero también implica que el valor de un bono puede subir o bajar antes de su vencimiento, dependiendo de factores como los tipos de interés o la percepción de riesgo del emisor. Por eso, aunque lo más seguro es mantener los bonos hasta el final, muchos inversores aprovechan el mercado secundario para vender con plusvalías.

Son bonos diseñados para proteger al inversor del efecto de la inflación. En lugar de pagar un cupón fijo, ajustan su valor o intereses en función del índice de precios al consumidor. De este modo, el poder adquisitivo de tu inversión no se erosiona con el paso del tiempo, aunque los precios suban.

Estos bonos son muy atractivos en entornos inflacionarios, como el actual, ya que garantizan una rentabilidad real positiva. En Europa, el Tesoro español o el francés emiten este tipo de instrumentos; y en EE. UU., los conocidos TIPS (Treasury Inflation-Protected Securities) son la versión más popular. Eso sí, como todo activo, también tienen sus riesgos: si la inflación baja, suelen ofrecer menor rendimiento que los bonos tradicionales.

Preguntas frecuentes sobre la renta fija

La respuesta depende de tu perfil de riesgo, horizonte temporal y del entorno económico. Los bonos a corto plazo ofrecen menor rentabilidad, pero también menor exposición al riesgo de tipos de interés. Son ideales si priorizas la liquidez o si esperas subidas en los tipos.

Por otro lado, los bonos a largo plazo suelen ofrecer cupones más atractivos, pero también son más sensibles a variaciones en el mercado. Si puedes mantener la inversión hasta vencimiento y buscas ingresos estables a futuro, pueden ser una buena opción. La clave está en diversificar vencimientos (estrategia “laddering”) para equilibrar riesgo y rentabilidad.

Si vendes un bono antes del vencimiento, puedes ganar o perder dinero, dependiendo de cómo haya evolucionado su precio en el mercado secundario. El valor del bono fluctúa con los tipos de interés y la percepción de riesgo del emisor.

Por ejemplo, si los tipos han bajado desde que lo compraste, probablemente puedas venderlo por más de lo que pagaste. Pero si han subido, su precio habrá caído y podrías sufrir una minusvalía. Por eso, si tu intención es mantener el capital y los ingresos, lo más recomendable suele ser mantener los bonos hasta su vencimiento.

Los rendimientos generados por bonos y otros productos de renta fija tributan como rendimientos del capital mobiliario en el IRPF. Esto incluye los intereses (cupones) recibidos y las ganancias obtenidas al vender el bono por encima de su valor de compra.

Actualmente (2025), los tramos de tributación en España son:

  • 19% para los primeros 6.000 €

  • 21% entre 6.000 y 50.000 €

  • 23% entre 50.000 y 200.000 €

  • 27% a partir de 200.000 €

Además, si compras bonos extranjeros, puedes tener una retención en origen, aunque muchas veces es posible recuperarla mediante convenios de doble imposición. Es importante llevar una buena planificación fiscal para maximizar la rentabilidad neta.