Darte de alta como autónomo aunque ya trabajes por cuenta ajena es totalmente legal y muy común. A esto se le llama pluriactividad, y consiste en cotizar simultáneamente en el Régimen General (como asalariado) y en el RETA (como autónomo). El proceso es el mismo que si no tuvieras empleo: primero debes darte de alta en Hacienda (modelo 036 o 037), y luego en la Seguridad Social como trabajador por cuenta propia. No hay ninguna restricción legal que lo impida, siempre y cuando tu contrato de trabajo no contenga una cláusula de exclusividad o haya conflicto de intereses con tu actividad como autónomo.
Una de las ventajas de estar en pluriactividad es que puedes acogerte a bonificaciones específicas en tu cuota de autónomo. Si es la primera vez que te das de alta en el RETA y ya estás cotizando como asalariado a jornada completa, puedes disfrutar de una reducción en tu base mínima de cotización del 50 % durante los primeros 18 meses, y del 75 % durante los 18 siguientes. Esta alternativa puede ser más rentable que la tarifa plana tradicional y está diseñada precisamente para facilitar a los trabajadores asalariados que comienzan una actividad por cuenta propia sin tener que asumir el coste completo desde el inicio.
Eso sí, ten presente que estarás cotizando en dos regímenes distintos. Esto no solo implica dos pagos a la Seguridad Social, sino también la posibilidad de que, si superas ciertos límites de cotización, te devuelvan parte del exceso de aportaciones al final del ejercicio. Además, a nivel de jubilación, podrías beneficiarte de una base de cotización más elevada, lo que a futuro puede traducirse en una pensión más alta. Por otro lado, puedes evitar duplicar coberturas como las contingencias comunes, lo cual también reduce tu cuota de autónomo si ya estás cubierto por tu trabajo por cuenta ajena.
Para gestionar bien esta situación, es muy recomendable tener una cuenta bancaria separada para tu actividad como autónomo, incluso aunque trabajes pocas horas o factures de forma puntual. Esto te permite llevar una contabilidad más clara, evitar errores con Hacienda y mantener tus finanzas personales bien diferenciadas de las profesionales. Si estás buscando qué banco se adapta mejor a esta situación, aquí tienes algunas opciones interesantes:
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