Como autónomo puedes perfectamente contratar a otro autónomo para un proyecto puntual, sin necesidad de establecer una relación laboral. Esta colaboración se realiza mediante un contrato mercantil de prestación de servicios, en el que tú actúas como cliente y el otro como proveedor independiente, sin que exista subordinación ni obligación de seguir tus directrices como si fuera un empleado. Es indispensable que ambos estéis dados de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) y que cada uno cumpla con sus obligaciones fiscales y con la Seguridad Social por su cuenta.
Este tipo de relación es especialmente útil cuando necesitas asistencia para una tarea concreta o un trabajo con duración limitada. No se trata de contratar empleados, sino de coordinar servicios entre profesionales independientes que se facturan mutuamente por el servicio que se presta. Lo ideal es que todo quede por escrito mediante un contrato claro donde se detalle el alcance del trabajo, el plazo de entrega, el precio acordado y la forma de pago, para que ambas partes estén protegidas y no haya malentendidos.
Eso sí, hay que tener claro que no puedes imponer horarios ni condiciones propias de una relación laboral. El profesional contratado mantiene total autonomía para decidir cómo, cuándo y dónde realiza su trabajo. Esto es importante porque si se detectara que hay subordinación o dependencia, podría considerarse una relación encubierta y generar sanciones. Cada parte debe emitir su factura correspondiente y hacerse cargo de sus cotizaciones y declaraciones.
Además de formalizar bien el contrato, es importante contar con herramientas bancarias que te permitan gestionar fácilmente estos pagos entre autónomos, especialmente si haces este tipo de colaboraciones con frecuencia.
👉 Descubre más aquí: Mejores bancos y cuentas para emprendedores
👉 También puede interesarte: Mejores bancos y cuentas para emitir recibos