¿Qué es un depósito estructurado?
Si has escuchado hablar de los depósitos estructurados y no tienes del todo claro en qué consisten, tranquilo, estás en el lugar adecuado. Vamos a explicarlo de forma clara y sencilla, para que puedas tomar decisiones con conocimiento y confianza.
Definición clara y sencilla del producto
Un depósito estructurado es un tipo de inversión que combina dos elementos: una parte se invierte en un depósito tradicional (como los de toda la vida, con un interés fijo), y la otra parte se vincula a la evolución de un activo financiero, como puede ser un índice bursátil, una acción concreta o incluso una materia prima como el oro o el petróleo.
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Esto quiere decir que, dependiendo de cómo se comporte ese activo al que está vinculado el depósito, tú puedes obtener una rentabilidad adicional. Eso sí, no siempre está garantizado el rendimiento extra, y en algunos casos incluso el capital puede estar en riesgo.
Diferencias clave respecto a los depósitos a plazo fijo tradicionales
Los depósitos a plazo fijo tradicionales son productos muy seguros: tú sabes cuánto inviertes, por cuánto tiempo, y qué interés vas a recibir. No hay sorpresas.
En cambio, los depósitos estructurados tienen una parte variable, lo que significa que:
- La rentabilidad final depende del comportamiento del activo subyacente.
- En muchos casos no sabes desde el inicio cuánto vas a ganar.
- Pueden ofrecer un rendimiento superior, pero también puedes acabar ganando menos o incluso solo recuperar tu capital sin beneficios.
En resumen, los estructurados son más complejos y menos predecibles que los tradicionales, pero también pueden resultar más rentables si se comportan bien los mercados.
Activos subyacentes comunes
Los activos a los que suele vincularse un depósito estructurado son muy variados, pero estos son los más habituales:
- Índices bursátiles como el IBEX 35, el Euro Stoxx 50 o el S&P 500.
- Acciones de grandes empresas, por ejemplo, Apple, Telefónica o Repsol.
- Materias primas, como el petróleo, el oro o incluso productos agrícolas.
- En algunos casos también se usan tipos de interés o forex.
Este componente variable es lo que le da “estructura” al producto, y también lo que lo hace diferente frente a los depósitos clásicos.
¿Cómo funciona un depósito estructurado?
Ahora que ya sabes qué es un depósito estructurado y en qué se diferencia de un depósito tradicional, vamos a ver cómo funciona realmente este tipo de producto financiero. Entender su mecánica te permitirá tomar decisiones con más seguridad y claridad.
Explicación del mecanismo de vinculación al activo subyacente
La clave de todo depósito estructurado está en su vinculación a un activo subyacente, que puede ser un índice, una acción, una materia prima o incluso una combinación de varios.
Una parte del dinero que inviertes se destina a un depósito seguro, con capital garantizado al vencimiento. La otra parte se invierte en productos derivados, que son los que están ligados al comportamiento del activo.
Esto significa que:
- Si el activo sube o se comporta según unas condiciones predefinidas, obtienes una rentabilidad extra.
- Si no lo hace, puedes acabar recuperando solo el capital invertido, o incluso menos, si no hay garantía del 100 % del capital.
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Ejemplos prácticos de funcionamiento
Veámoslo con un ejemplo sencillo:
Imagina que contratas un depósito estructurado vinculado al IBEX 35 con una duración de 3 años. Las condiciones son estas:
- Si el IBEX 35 sube al menos un 10 % al finalizar el plazo, obtienes una rentabilidad del 5 % anual.
- Si no sube ese 10 %, recuperas solo el capital inicial (sin intereses).
Este tipo de estructura puede variar mucho: algunos productos ofrecen pagos periódicos si se cumplen ciertos hitos, otros combinan varios activos, y algunos tienen una parte del capital sin garantía.
Plazos habituales y condiciones de cancelación
Los depósitos estructurados suelen tener una duración de entre 2 y 5 años, aunque pueden encontrarse plazos más cortos o más largos según la entidad.
Es importante tener en cuenta que no siempre permiten la cancelación anticipada, y cuando lo hacen, puede aplicarse una penalización importante o no estar garantizado el capital si se retira antes de tiempo.
Por eso, es clave que antes de contratar uno de estos productos, estés seguro de que no vas a necesitar el dinero durante ese plazo.
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Tipos de depósitos estructurados
Ya sabes cómo funciona un depósito estructurado y qué papel juega el activo subyacente en su rentabilidad. Ahora toca profundizar en los diferentes tipos de depósitos estructurados que puedes encontrar en el mercado, porque no todos ofrecen el mismo nivel de seguridad ni de rendimiento.
Depósitos con garantía total del capital
Este es el tipo más conservador y el que suele generar más confianza entre los inversores que quieren explorar nuevas fórmulas sin asumir demasiado riesgo.
En este caso, el 100 % del capital invertido está asegurado al vencimiento, pase lo que pase con el activo subyacente. Esto significa que si el producto no genera la rentabilidad esperada, al menos recuperarás todo el dinero que pusiste inicialmente.
Eso sí, esta seguridad implica que la rentabilidad potencial será algo más baja en comparación con otros formatos más arriesgados.
Ideal para: perfiles conservadores que quieren explorar más rentabilidad sin perder su inversión inicial.
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Depósitos con garantía parcial o sin garantía
Aquí es donde empieza el riesgo real. Estos depósitos pueden garantizar solo una parte del capital, como un 90 % o un 95 %, o incluso no garantizar nada.
El atractivo está en que, si el activo subyacente se comporta muy bien, la rentabilidad puede ser considerablemente mayor. Pero si no va como se espera, puedes terminar perdiendo parte de tu dinero invertido.
Este tipo está más orientado a perfiles con mayor tolerancia al riesgo, que están dispuestos a asumir ciertas pérdidas si a cambio pueden conseguir una mayor rentabilidad.
Depósitos combinados o mixtos
Una fórmula intermedia son los depósitos combinados, que dividen tu inversión en dos partes:
- Una parte se coloca en un depósito tradicional, con rentabilidad fija asegurada.
- La otra parte se invierte en un producto estructurado vinculado a un activo.
Así, una parte de tu dinero está más protegida, mientras que la otra busca una rentabilidad superior. Es una forma de diversificar el riesgo dentro del propio producto, y suele gustar a quienes están dando sus primeros pasos en productos más sofisticados.
Ventajas y desventajas de los depósitos estructurados
Una vez que tienes claro qué tipos de depósitos estructurados existen, es momento de analizar sus pros y contras. Esta parte es fundamental para ayudarte a decidir si realmente encajan con tus objetivos financieros y tu tolerancia al riesgo.
Potencial de rentabilidad superior
Una de las principales ventajas que ofrecen los depósitos estructurados es su posible rentabilidad superior a la de un depósito tradicional.
Gracias a la vinculación con activos financieros como acciones, índices o materias primas, tienes la opción de obtener beneficios adicionales si esos activos se comportan de forma favorable.
Esto hace que resulten atractivos para quienes buscan una alternativa a las rentabilidades planas de los depósitos fijos, sin lanzarse de lleno a la inversión directa en bolsa.
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Riesgos asociados y falta de garantía en algunos casos
Pero no todo es positivo. El principal riesgo de los depósitos estructurados está en que, en muchos casos, no tienes garantizado el capital invertido.
Dependiendo del tipo que elijas, podrías acabar:
- Recuperando menos de lo que invertiste, si el activo subyacente se comporta mal.
- No obteniendo ningún rendimiento, aunque sí recuperes el capital.
Por eso es vital que, antes de contratar uno, compruebes bien si el capital está garantizado y en qué condiciones.
Liquidez y restricciones de cancelación anticipada
Otro punto importante a tener en cuenta es la falta de liquidez. Estos productos suelen tener un plazo fijo (a veces varios años), y no siempre permiten retirar el dinero antes de tiempo.
Y si lo permiten, las penalizaciones pueden ser elevadas o podrías perder la garantía del capital.
Esto significa que, si necesitas acceder a ese dinero antes del vencimiento, puedes encontrarte con sorpresas poco agradables. Por eso, lo ideal es que uses estos depósitos solo con el dinero que no vayas a necesitar a corto plazo.