En primer lugar, si tu actividad como autónomo se ha visto afectada por una catástrofe natural —como inundaciones, incendios o terremotos—, lo primero que debes hacer es confirmar si tu municipio ha sido oficialmente declarado zona catastrófica por parte del Gobierno. Esta declaración es clave porque es la que habilita el acceso a ayudas específicas por daños. Entre las medidas más comunes están las ayudas directas, los préstamos bonificados, las reducciones fiscales e incluso exenciones de cuotas en la Seguridad Social. También se activan líneas ICO específicas, como las de emergencia DANA, que ofrecen financiación avalada para paliar daños o anticipar indemnizaciones.
Una vez confirmado que estás en una zona reconocida como afectada, el paso siguiente es solicitar las ayudas a través de la sede electrónica de la Agencia Tributaria o bien en la administración autonómica correspondiente, dependiendo del tipo de ayuda. Para ello, tendrás que preparar una serie de documentos básicos: certificado de empadronamiento o de actividad en la zona afectada, un informe de los daños sufridos, fotografías o pruebas que justifiquen la pérdida y tu DNI. Algunas de estas ayudas son importes fijos —por ejemplo, 5.000 € por autónomo afectado— y están exentas de tributar en el IRPF. Además, pueden aplicarse bonificaciones fiscales, como la reducción del IBI o la exención del IAE, si acreditas daños estructurales o la paralización de la actividad.
A esto se suman las ayudas de las comunidades autónomas, que suelen complementar las estatales. En regiones como la Comunidad Valenciana o Murcia, se han ofrecido ayudas adicionales de hasta 3.000 € para autónomos sin asalariados o con negocios familiares. Lo mejor es acudir al portal oficial de tu comunidad o a tu ayuntamiento, donde suelen habilitar convocatorias específicas para catástrofes naturales. También es habitual que se flexibilicen los requisitos si estás al día con Hacienda y la Seguridad Social, y que se habiliten oficinas temporales para agilizar el trámite. En algunos casos, incluso se contempla la posibilidad de solicitar aplazamientos de impuestos o moratorias en pagos hipotecarios si el negocio también se ubica en una vivienda afectada.
Este tipo de situaciones pone a prueba la capacidad de reacción del autónomo, y una buena planificación financiera puede marcar la diferencia. Por eso, conviene tener una cuenta bancaria ágil y digital que permita anticipar indemnizaciones, gestionar recibos o acceder a financiación de forma más directa. En este sentido, elegir una entidad bancaria adaptada a este tipo de necesidades puede ayudarte mucho en la gestión diaria del negocio tras una emergencia.
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