La cuota que pagas como autónomo tiene una influencia directa en tu futura pensión, porque determina tu base de cotización. Cuanto mayor sea tu base, más alta será la pensión que recibirás cuando te jubiles. El cálculo se hace en base a los últimos 25 años cotizados, y se obtiene una media con la que se establece la base reguladora. Si durante esos años cotizas por la base mínima, tu pensión también será mínima. Es decir, pagar lo justo hoy puede salir caro mañana, sobre todo si no te planteas elevar tu cotización con el tiempo.
Para tener derecho a una pensión contributiva necesitas al menos 15 años cotizados, y con eso solo obtienes el 50 % de tu base reguladora. A partir de ahí, cuantos más años sumes, más porcentaje vas ganando hasta llegar al 100 %. En 2025, se exigen más de 38 años cotizados para alcanzar ese tope. Por tanto, si además de cotizar pocos años lo haces con bases bajas, es muy probable que tu pensión no te alcance para cubrir gastos básicos. Esta es una realidad que muchos autónomos no quieren ver hasta que ya es demasiado tarde.
Desde 2023, las cuotas se ajustan en función de tus ingresos reales, divididos en tramos. Por ejemplo, si tus ingresos netos mensuales están por debajo de 670 €, pagarás una cuota mínima de unos 200 €. Pero si superas los 1.700 €, la cuota puede subir significativamente. Aunque esto pueda parecer una carga más alta, también es una forma de garantizar una mejor pensión. Cotizar más no es solo una obligación, también puede ser una inversión a largo plazo, y por eso es clave revisar tus ingresos reales y adaptar tu base si te lo puedes permitir.
Gestionar bien tus ingresos, y sobre todo tener una cuenta que te ayude a visualizar tus beneficios netos, puede marcar la diferencia. Existen soluciones pensadas para autónomos que te permiten tener un mayor control financiero, y que incluso te ayudan a separar dinero para impuestos o cuotas.
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