Siempre que realices una venta o prestación de servicios como autónomo, estás obligado a emitir factura con IVA, salvo que tu actividad esté exenta según la Ley del IVA (por ejemplo, servicios médicos, educativos o culturales en determinadas condiciones). Esto aplica tanto si vendes a empresas, otros autónomos, administraciones públicas o incluso particulares que te lo soliciten. Además, si se trata de un anticipo de un cliente, también deberías emitir una factura con IVA en el momento de recibir ese pago, salvo excepciones como las entregas intracomunitarias exentas. La obligación de facturar con IVA es una de las bases del sistema fiscal español y Hacienda es muy estricta con esto.
Lo más importante es que la emisión de la factura no depende de cuándo cobras, sino de cuándo prestas el servicio o entregas el bien. Si tu cliente es una empresa o profesional, puedes emitirla como máximo el día 16 del mes siguiente a la operación. Sin embargo, si el cliente es un particular, lo habitual es emitir la factura en el mismo momento del cobro o de la prestación del servicio. Recuerda que la factura debe incluir el tipo impositivo aplicado y el importe del IVA desglosado. Esto es fundamental si tu cliente va a deducirse ese IVA, y también para que tú puedas justificar tus ingresos correctamente.
En algunos casos puedes emitir facturas simplificadas, por ejemplo, si el importe total no supera los 400 euros o si vendes en determinados sectores como comercio al por menor, hostelería o transporte, con operaciones que no superen los 3.000 euros. Pero si el cliente es una empresa o autónomo, o simplemente te lo pide, tendrás que emitirle una factura completa, con su nombre, NIF y dirección. No emitir factura cuando corresponde, aunque el cliente no la solicite, puede conllevar sanciones por parte de Hacienda. Así que mejor no arriesgarte.
Ten muy presente también que a partir de 2025 será obligatoria la factura electrónica para los autónomos que facturen más de 8 millones de euros al año, y se irá extendiendo progresivamente al resto. Esto implica que tendremos que adaptarnos a un sistema homologado que garantice trazabilidad y control. Si aún no estás utilizando herramientas digitales para gestionar tus facturas, es buen momento para empezar a prepararte.
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