Dividendo y al método FIFO
Cuando hablamos de inversión, entender cómo se gestionan los dividendos y qué método contable se aplica es clave para tomar decisiones informadas. En este punto vamos a explicarte qué es un dividendo, qué significa FIFO y, sobre todo, cómo se relacionan entre sí dentro de tu estrategia de inversión.
Un dividendo es una parte de los beneficios que una empresa reparte entre sus accionistas. Es una forma directa de obtener rentabilidad por tener acciones de una compañía, y puede ser en efectivo o en forma de nuevas acciones. Es decir, tú inviertes en una empresa y esta te “premia” repartiéndote parte de lo que gana.
Por otro lado, el método FIFO (First In, First Out) es una estrategia contable que significa “primero en entrar, primero en salir”. Se utiliza para determinar el orden en que se venden las acciones que tienes en cartera. Según este método, se considera que las primeras acciones que compraste son las primeras que vendes, lo que afecta directamente al coste de adquisición registrado y, por tanto, al cálculo de la rentabilidad y tributación.
Ahora bien, ¿por qué es importante entender esta relación?
Porque la forma en que contabilizas tus acciones afecta directamente a los beneficios declarados y a los impuestos que pagarás por los dividendos recibidos. Si has comprado acciones de una misma empresa en distintos momentos y a distintos precios, el método FIFO determinará cuáles se venden primero y, con ello, cuál es la ganancia real que se imputa en tu contabilidad. Esto no solo tiene impacto fiscal, también puede influir en la planificación de tus inversiones y en cómo se reflejan los dividendos en tus balances.
Además, en España, donde la fiscalidad del ahorro tiene tramos progresivos y ciertas exenciones, entender cómo aplica el FIFO te ayuda a optimizar la carga fiscal y a no cometer errores que puedan derivar en sanciones o pagar más de lo necesario.
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¿Qué es el método FIFO y cómo se aplica en contabilidad de inversiones?
Una vez que entiendes la importancia de cómo se reparten los dividendos y cómo influye la contabilidad en su tratamiento, es momento de profundizar en el método FIFO, una de las técnicas contables más utilizadas en el mundo de la inversión.
FIFO son las siglas de First In, First Out, que en español significa “primero en entrar, primero en salir”. En términos de inversión, se aplica para determinar el orden en que se venden las acciones cuando un inversor tiene varias compras de un mismo activo realizadas en diferentes momentos y a distintos precios.
Por ejemplo, si compraste acciones de una empresa en enero por 20 €, y luego más en marzo por 25 €, al vender parte de tus acciones se considerará que estás vendiendo primero las que adquiriste en enero. Es decir, las primeras que entraron en tu cartera, son las primeras que salen, independientemente del precio actual de mercado.
Esta metodología no solo ordena las ventas, también determina el coste de adquisición de las acciones que vendes. Y aquí es donde cobra relevancia: ese coste afecta directamente al beneficio obtenido en cada operación, y por tanto, a lo que se declara fiscalmente.
Cuando el beneficio de la venta de acciones se reduce por haber imputado un coste de adquisición más alto (como puede pasar con FIFO en un mercado alcista), también disminuye la base imponible y, en consecuencia, se paga menos en impuestos por esas plusvalías. Pero esto también puede influir en la forma en que se valoran los dividendos, ya que en muchos casos se usa el coste contable para calcular la rentabilidad real del activo.
Cómo afecta FIFO a los pagos y tributación de dividendos
Después de comprender qué es el método FIFO y cómo determina el orden de venta de las acciones, el siguiente paso es entender su impacto directo en los pagos y la fiscalidad de los dividendos. Esta conexión es clave para quienes quieren optimizar sus inversiones en España y no llevarse sorpresas con Hacienda.
Al aplicar FIFO, lo que realmente estás haciendo es establecer el coste contable de las acciones que vendes, y esto tiene un efecto dominó en el cálculo de la rentabilidad global de tu inversión. ¿Por qué? Porque si el valor de compra registrado (el que se usa para calcular beneficios o pérdidas) es más bajo o más alto, la rentabilidad sobre dividendos cambia automáticamente.
Por ejemplo, si las primeras acciones que compraste fueron muy baratas, y las usas como base contable bajo FIFO, el rendimiento aparente sobre los dividendos que recibes será mayor. Pero también se generarán más ganancias patrimoniales en caso de venta, lo cual tiene implicaciones fiscales.
Esto nos lleva a la declaración del IRPF, donde se separan los ingresos por dividendos y las plusvalías obtenidas al vender acciones. Los dividendos tributan como rendimientos del capital mobiliario, mientras que las ganancias por venta de acciones se consideran ganancias patrimoniales, aunque ambas se integran en la base del ahorro.
Con FIFO, si tus acciones más antiguas tenían un coste bajo, el beneficio al venderlas será más alto y por tanto mayor el importe que se declarará en la renta. Además, los dividendos que se hayan cobrado en el camino también se suman a esa base del ahorro, que en España tributa en diferentes tramos:
- 19 % hasta 6.000 €
- 21 % entre 6.000 € y 50.000 €
- 23 % entre 50.000 € y 200.000 €
- 27 % entre 200.000 € y 300.000 €
- 28 % a partir de 300.000 €
- 30 % para algunos casos especiales según renta y patrimonio
Por tanto, el uso del método FIFO no solo influye en el cálculo de beneficios, sino también en cómo se reparten esos beneficios entre dividendos y plusvalías, afectando así a tu factura fiscal final.
Planificar correctamente el uso de FIFO es una herramienta que puedes aprovechar para controlar tu base imponible y optimizar el pago de impuestos año tras año. Especialmente si inviertes de forma constante y recibes dividendos de forma periódica.
Recomendaciones para inversores en España
Una vez tienes claro cómo el método FIFO puede influir en la tributación de dividendos y en el cálculo de beneficios, es momento de aplicar ese conocimiento con criterio. Una buena estrategia contable puede marcar la diferencia entre una inversión optimizada o una carga fiscal innecesaria. Aquí van algunas recomendaciones clave adaptadas al inversor español.
Lo primero es tener una contabilidad personal clara y organizada. Aunque no seas una empresa, si gestionas una cartera de inversión, necesitas llevar un control de cada compra y venta de activos. Anotar fechas, precios, comisiones y dividendos recibidos te permitirá aplicar correctamente métodos como FIFO y saber qué activos tienes en cada momento.
Además, es muy recomendable que uses herramientas de gestión o plataformas de brokers que te permitan visualizar la trazabilidad de tus operaciones. Esto te ayudará a anticipar el impacto fiscal y ajustar tu estrategia con margen.
Otro punto clave es la planificación fiscal. No esperes a final de año para revisar cómo va tu cartera. Si recibes dividendos periódicamente, evalúa si conviene vender o mantener según el tramo del IRPF en el que te encuentres. Pequeñas decisiones pueden tener grandes consecuencias fiscales.
Respecto al método FIFO, aunque es el predeterminado en muchos brokers, no siempre es el más favorable para todos los perfiles de inversor. Si tu enfoque es de largo plazo y compraste acciones hace muchos años a precios bajos, FIFO puede hacer que las plusvalías actuales sean elevadas. En cambio, si haces rotación frecuente de activos, FIFO puede ayudarte a reducir beneficios fiscales artificiales en entornos de precios estables.
Lo ideal es adaptar la contabilidad a tu estrategia de inversión y no al revés. Consulta con un asesor fiscal si tienes dudas, especialmente si manejas volúmenes grandes o si inviertes en mercados internacionales donde las reglas pueden variar.
Por último, revisa siempre cómo tu broker gestiona la fiscalidad. Algunos ofrecen informes adaptados a la normativa española, mientras que otros pueden complicarte mucho la declaración si no están bien integrados con Hacienda.
Conclusión y llamada a la acción
Después de recorrer los aspectos clave del método FIFO y su impacto sobre los dividendos, queda claro que la contabilidad no es solo un tema técnico, sino una herramienta esencial para cualquier inversor que quiera optimizar su rentabilidad y su fiscalidad en España.
Hemos visto cómo FIFO determina qué acciones se consideran vendidas primero, cómo esto afecta al coste contable y, por tanto, al beneficio real y a los impuestos a pagar. También hemos repasado buenas prácticas para que puedas tomar decisiones más informadas, evitar errores y aprovechar ventajas fiscales dentro de la legalidad.
Ahora te toca a ti ponerlo en práctica. Si estás invirtiendo o planeas hacerlo, es fundamental que revises cómo se están contabilizando tus operaciones y cómo eso influye en los dividendos que recibes. No dejes estas decisiones al azar: lo que hoy parece un detalle técnico, mañana puede suponer cientos o miles de euros de diferencia en tu declaración de la renta.
Y si te ha quedado alguna duda o quieres que te echemos una mano con tu situación concreta, escríbenos sin compromiso. En Finantres estamos aquí para ayudarte a invertir de forma más inteligente, clara y rentable.