Darte de alta como autónomo es un paso que tienes que hacer antes de emitir tu primera factura. No es algo que puedas dejar para después, porque tanto Hacienda como la Seguridad Social exigen que estés legalmente registrado en el momento en que empiezas a generar ingresos. Esto significa que, por muy informal que sea tu primer cliente o por poco que vayas a cobrar, si emites una factura sin estar de alta, estás cometiendo una infracción.
Tienes un margen de hasta 60 días antes de iniciar tu actividad para comunicarlo a la Seguridad Social, pero lo importante es que el alta esté efectiva como muy tarde el día anterior al inicio real de tu actividad económica. En la práctica, lo más recomendable es realizar los trámites con unos días de margen, sobre todo si vas a gestionar todo online, para asegurarte de que todo queda registrado correctamente y evitas sorpresas.
Si te das de alta tarde, aunque solo sea un día después de haber emitido una factura, podrías enfrentarte a sanciones, pagar recargos por cuotas no abonadas y, lo que más duele, perder el acceso a bonificaciones como la tarifa plana. Y créeme, empezar sin esa ayuda puede suponer una gran diferencia. Si estás en ese punto inicial, es muy útil que además elijas una cuenta bancaria adaptada a tus necesidades como profesional, que te facilite separar gastos personales y profesionales desde el minuto uno. Puedes echarle un ojo a este análisis sobre las mejores cuentas para emprendedores.
También, si vas a emitir recibos domiciliados o necesitas automatizar tus cobros, conviene que el banco que elijas te lo ponga fácil. Aquí tienes una guía con los mejores bancos y cuentas para emitir recibos que te puede venir muy bien para comparar. Y si quieres una solución flexible y moderna desde el móvil, hay opciones como bunq que permiten abrir cuenta en minutos sin complicaciones burocráticas, como puedes ver aquí: abrir cuenta bunq.