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Bitcoin vs. Ethereum: similitudes, diferencias y cuál tiene más potencial

Cuando hablamos de criptomonedas, dos nombres dominan la conversación: Bitcoin y Ethereum. Ambos comparten la misma tecnología base —la blockchain—, pero sus objetivos, funcionalidades y propuestas de valor son bastante diferentes.

Entender estas diferencias es clave para cualquier inversor o entusiasta de las cripto, ya que puede influir directamente en tus decisiones de inversión, desarrollo o uso diario.

En Finantres, siempre mantenemos nuestra independencia editorial. Nos regimos por altos estándares de integridad en todo lo que publicamos, pero este artículo puede incluir menciones a productos de nuestros socios. A continuación, te explicamos cómo obtenemos ingresos. Nuestra promesa en Finantres es asegurarnos de que todo lo que compartimos sea imparcial, preciso y confiable.

Bitcoin: mucho más que la primera criptomoneda

Lanzado en 2009 por el misterioso Satoshi Nakamoto, Bitcoin se pensó como una alternativa descentralizada al dinero tradicional. Su propósito era y sigue siendo claro: permitir transacciones entre personas sin necesidad de intermediarios, como bancos o gobiernos.

Imagina que quieres enviar dinero al extranjero sin pagar comisiones bancarias ni esperar días. Bitcoin permite hacerlo en minutos, de manera directa y segura. Pero su valor va más allá de la utilidad: gracias a su oferta limitada —solo existirán 21 millones de bitcoins—, muchos lo consideran una reserva de valor similar al oro. Por eso, no es raro que lo llamen “el oro digital”.

Ethereum: una plataforma para construir el futuro

Ethereum, por su parte, nació en 2015 de la mano de Vitalik Buterin con una visión mucho más ambiciosa: crear una red descentralizada donde cualquiera pueda desarrollar aplicaciones y contratos inteligentes (smart contracts).

¿Y qué es un contrato inteligente? Piensa en una máquina expendedora: metes una moneda, eliges un producto, y obtienes tu bebida sin necesidad de un vendedor. En Ethereum, los smart contracts funcionan igual, automatizando acuerdos sin intermediarios, lo que abre un abanico de posibilidades para sectores como las finanzas, los seguros, los videojuegos, el arte digital y más.

En resumen: Bitcoin busca ser dinero digital y una reserva de valor, mientras que Ethereum ofrece una infraestructura para desarrollar aplicaciones descentralizadas (dApps). Cada uno juega un papel diferente, y eso los convierte en complementarios más que en rivales.

Diferencias tecnológicas: consenso y eficiencia energética

Una de las diferencias más relevantes entre ambas criptomonedas está en cómo se validan las transacciones y se mantiene segura cada red. Este proceso, conocido como “mecanismo de consenso”, afecta directamente a la eficiencia energética y al impacto ambiental de cada una.

Bitcoin: Prueba de Trabajo (Proof of Work)

Bitcoin utiliza el modelo original de consenso: la Prueba de Trabajo (PoW). Aquí, los mineros compiten para resolver complejos problemas matemáticos y, quien lo logra primero, valida un bloque de transacciones y recibe una recompensa.

Este proceso, aunque seguro, requiere enormes cantidades de energía. De hecho, una sola transacción de Bitcoin puede consumir más de 700 kWh, lo que equivale al consumo energético de una casa en EE.UU. durante casi un mes. Por esta razón, Bitcoin ha sido duramente criticado por su huella ecológica, comparable incluso al consumo anual de algunos países.

Ethereum: de PoW a Prueba de Participación (Proof of Stake)

Ethereum también comenzó utilizando PoW, pero en 2022 realizó una transición histórica: The Merge, donde adoptó la Prueba de Participación (PoS).

Con PoS, ya no se depende de potentes máquinas que consumen electricidad, sino que los validadores son seleccionados en función de las criptomonedas que han bloqueado (o “apostado”) como garantía. ¿El resultado? Una reducción del consumo energético de más del 99,9%, bajando de 84 TWh a apenas 0,01 TWh anuales.

¿Y qué hay del medio ambiente?

Aquí está la clave para muchos inversores conscientes: mientras Bitcoin sigue generando un impacto ambiental considerable, Ethereum ha dado un paso enorme hacia la sostenibilidad. Esta diferencia no solo es técnica, sino también ética, y puede influir en cómo se perciben ambos proyectos de cara al futuro.

Lenguaje de programación: seguridad vs. versatilidad en la blockchain

Una diferencia clave entre Bitcoin y Ethereum está en la forma en que fueron diseñados desde el punto de vista del desarrollo. El lenguaje de programación y las capacidades técnicas de cada red marcan profundamente lo que es posible construir en cada una de ellas.

Bitcoin: simplicidad enfocada en seguridad

Bitcoin fue creado con un objetivo muy claro: ofrecer una red segura y estable para transferencias de valor. Por eso, se construyó utilizando C++, un lenguaje de programación robusto y eficiente que permite un control muy detallado a bajo nivel. Este enfoque técnico buscaba minimizar errores y vulnerabilidades, garantizando así la estabilidad de la red.

Su sistema de scripting, deliberadamente limitado, solo permite realizar operaciones financieras básicas. No está pensado para ejecutar contratos inteligentes ni aplicaciones complejas. Es como una calculadora de bolsillo: hace muy bien lo que tiene que hacer, pero no le pidas que te gestione una hoja de cálculo con fórmulas avanzadas.

Gracias a esta simplicidad, Bitcoin mantiene una postura conservadora pero sólida, lo que resulta ideal para quienes priorizan la seguridad y la predictibilidad en sus inversiones.

Ethereum: una plataforma hecha para construir

Ethereum, por el contrario, fue concebido desde el inicio como una plataforma de desarrollo para el ecosistema blockchain. Para hacerlo posible, su comunidad creó Solidity, un lenguaje de programación de alto nivel orientado a objetos, especialmente diseñado para crear contratos inteligentes que se ejecutan sobre la Ethereum Virtual Machine (EVM).

Este entorno permite escribir desde simples acuerdos automáticos hasta aplicaciones descentralizadas complejas (dApps), incluyendo proyectos de finanzas descentralizadas (DeFi), videojuegos basados en blockchain, e incluso el ecosistema de tokens no fungibles (NFTs).

Podemos decir que si Bitcoin es una calculadora, Ethereum es un smartphone: no solo sirve para enviar y recibir, sino que también puede ejecutar una infinidad de aplicaciones que amplían su funcionalidad casi sin límites.

Además de Solidity, Ethereum también admite otros lenguajes como:

  • Vyper: más simple y seguro, ideal para quienes priorizan la legibilidad del código.
  • Yul: un lenguaje intermedio que permite optimizar el rendimiento de los contratos.

Esta flexibilidad convierte a Ethereum en el entorno favorito para desarrolladores blockchain, ofreciendo múltiples herramientas para construir soluciones innovadoras sobre su red.

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Daniela Casas / Diseñadora UX

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