¿Realmente Einstein dijo que el interés compuesto es la octava maravilla del mundo?
Probablemente has escuchado esta frase más de una vez: “El interés compuesto es la octava maravilla del mundo. Quien lo entiende, lo gana; quien no, lo paga”. Se le atribuye a Albert Einstein, pero… ¿realmente lo dijo él?
La verdad es que no existen pruebas documentadas o científicas de que Einstein haya pronunciado esa frase. No aparece en sus libros, cartas, ni entrevistas oficiales. Es muy probable que sea una de esas citas que con el tiempo se viralizan y acaban siendo parte del imaginario popular.
Sin embargo, aunque la cita no sea auténtica, el mensaje detrás de ella sí es increíblemente potente y acertado. El interés compuesto tiene un efecto multiplicador que, aplicado correctamente, puede hacer crecer tus ahorros o inversiones de forma exponencial a lo largo del tiempo.
Lo interesante es que muchos expertos en finanzas personales, incluyendo asesores y grandes inversores, han adoptado esta frase porque refleja muy bien el impacto real del interés compuesto. No es solo una fórmula matemática, es una herramienta transformadora.
Así que, aunque Einstein tal vez no la dijo, la frase ha sobrevivido porque resume de manera brillante la importancia de entender y aplicar el interés compuesto en nuestra vida financiera.
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El efecto bola de nieve: cómo el interés compuesto multiplica tu dinero
Ahora que sabes por qué se habla del interés compuesto como una “maravilla”, aunque la frase no venga directamente de Einstein, es momento de entender cómo actúa en la práctica. Y para eso, nada mejor que visualizarlo como una bola de nieve que rueda cuesta abajo.
Imagina que lanzas una pequeña bola de nieve desde la cima de una colina. Al principio es diminuta, casi insignificante. Pero a medida que baja, va acumulando más nieve y ganando tamaño y velocidad. Eso mismo ocurre con tu dinero cuando aplicas el interés compuesto.
La clave está en que los intereses generados también empiezan a generar intereses. Es decir, no solo ganas sobre tu inversión inicial, sino también sobre los beneficios acumulados. Esto crea un efecto exponencial que se acelera con el tiempo.
Por ejemplo, si inviertes 5.000 € al 7 % anual y no tocas ese dinero, en 10 años no tendrás solo 8.500 €, sino casi 10.000 € gracias al crecimiento acumulado. Pero lo realmente impresionante sucede a largo plazo: en 30 años, esa misma cantidad podría multiplicarse por más de cinco veces, sin que tú aportes ni un euro extra.
La magia está en dos factores: el tiempo y la constancia. Cuanto antes empieces, más tiempo tiene esa bola de nieve para crecer. Y cuanto más constante seas, mayores serán los resultados.
Así funciona el interés compuesto: multiplica tu dinero de forma silenciosa, pero imparable, siempre que le des el tiempo suficiente para hacer su trabajo.
Interés compuesto vs. interés simple: ¿cuál te hace ganar más?
Después de ver el poderoso efecto bola de nieve del interés compuesto, es lógico que te preguntes: ¿Y cómo se compara esto con el interés simple? Entender la diferencia es clave, porque no todas las inversiones funcionan igual, y saber cuál te conviene puede marcar una gran diferencia en tu futuro financiero.
El interés simple solo se aplica sobre el capital inicial. No importa cuánto tiempo pase, siempre ganarás lo mismo cada periodo. En cambio, el interés compuesto reinvierte las ganancias, generando nuevos beneficios sobre los anteriores. Y eso, con el tiempo, se traduce en una ventaja abismal.
Para que lo veas con claridad, aquí tienes la mejor tabla que vas a encontrar en internet. Compararemos ambos intereses con una inversión inicial de 10.000 €, un rendimiento anual del 7 %, y un periodo de 20 años, sin hacer aportaciones adicionales.
Año | Interés Simple (€) | Acumulado Simple (€) | Interés Compuesto (€) | Acumulado Compuesto (€) |
---|---|---|---|---|
1 | 700 | 10.700 | 700 | 10.700 |
5 | 700 | 14.500 | 3.992 | 14.026 |
10 | 700 | 17.000 | 9.671 | 19.672 |
15 | 700 | 20.500 | 17.683 | 27.595 |
20 | 700 | 24.000 | 29.457 | 38.697 |
Como puedes ver, con interés simple habrías ganado 14.000 € en 20 años, mientras que con interés compuesto tu inversión superaría los 38.000 €. Y eso sin mover un dedo ni invertir más dinero.
Este ejemplo deja algo muy claro: el interés compuesto no es solo una opción más rentable, es la herramienta clave para quienes quieren construir riqueza a largo plazo.
La fórmula del interés compuesto explicada paso a paso
Después de ver la diferencia tan brutal entre el interés compuesto y el simple, toca ahora entrar un poco en la parte práctica: ¿cómo se calcula exactamente el interés compuesto? Tranquilo, no necesitas ser un genio en matemáticas para entenderlo.
La fórmula que usamos para calcular el interés compuesto es esta:
VF = C × (1 + r/n)^(n × t)
Donde:
- VF es el valor final (el dinero que tendrás al final del periodo).
- C es el capital inicial (la cantidad que inviertes al principio).
- r es la tasa de interés anual (expresada en decimal, por ejemplo 5 % = 0,05).
- n es el número de veces que se capitaliza al año (por ejemplo, si es anual, es 1; si es mensual, es 12).
- t es el tiempo en años.
Un ejemplo paso a paso
Imagina que inviertes 10.000 € a un 6 % anual, durante 10 años, con capitalización anual. Vamos a aplicar la fórmula:
VF = 10.000 × (1 + 0,06/1)^(1 × 10)
VF = 10.000 × (1,06)^10
VF ≈ 10.000 × 1,7908 = 17.908 €
Al final de esos 10 años, sin hacer ninguna aportación extra, tendrías 17.908 €, gracias a que cada año los intereses generaron nuevos intereses.
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Este tipo de cálculos es muy útil si quieres simular escenarios de inversión y entender cuánto podrías ganar a largo plazo. Hoy en día, además, existen simuladores online que hacen este cálculo automáticamente. Pero saber cómo funciona te da una ventaja enorme: entiendes cómo se genera el crecimiento real de tu dinero.