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¿Qué es la Tasa de rentabilidad exigida?

Escrito por Xavier Tarrasó y revisado por Javier Borja

Definición

La «Tasa de Rentabilidad Exigida» es un concepto crucial en el ámbito de las finanzas y la inversión. Se refiere al rendimiento mínimo que los inversionistas esperan obtener como compensación por asumir el riesgo asociado a una inversión específica. Esta tasa actúa como un umbral, indicando el retorno mínimo necesario para que una inversión sea considerada atractiva. Dicha tasa se determina considerando factores como la tasa libre de riesgo, que representa el retorno esperado de una inversión sin riesgo, y la prima de riesgo, que refleja la compensación adicional requerida para asumir riesgos adicionales. En resumen, la tasa de rentabilidad exigida es esencial para la evaluación y comparación de oportunidades de inversión, guiando a los inversionistas en la toma de decisiones informadas sobre dónde asignar sus recursos financieros.
Alejandro Borja

Encargado de la Educación Financiera en Finantres

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Descripción: Los inversores de todo el mundo utilizan la tasa de rentabilidad exigida para calcular la rentabilidad mínima que aceptarían de una inversión tras considerar todas las opciones disponibles. Para calcular la tasa de rentabilidad exigida, los inversores tienen en cuenta la rentabilidad total del mercado, la tasa de rentabilidad sin riesgo, la volatilidad de las acciones y el coste total del proyecto. La tasa de rentabilidad requerida determina el tipo de inversión que puede realizarse. Por ejemplo, si necesitas una mayor rentabilidad, debes recurrir necesariamente a inversiones más arriesgadas. Los profesionales financieros suelen calcular la tasa de rentabilidad necesaria para la compra de nuevos activos, la introducción de nuevos productos y posibles fusiones. Por ejemplo, un inversor que pueda ganar un 10% cada año invirtiendo en bonos estadounidenses exigirá un rendimiento del 12% en una inversión más arriesgada antes de considerarla.

Fórmula de la rentabilidad requerida Rentabilidad requerida = tipo de interés sin riesgo + factor de riesgo (rentabilidad esperada – rentabilidad sin riesgo).

Explicación para que lo entienda un niño de 10 años

Imagina que estás en una feria de intercambio de juguetes, y cada juguete tiene un valor especial. Algunos juguetes son muy seguros y todos los niños los quieren, así que no tienen mucho riesgo. Otros juguetes son más divertidos, pero pueden ser un poco riesgosos porque a veces se rompen o se pierden fácilmente.
La «Tasa de Rentabilidad Exigida» es como la cantidad de dulces que un niño quiere a cambio de intercambiar su juguete. Si un juguete es muy seguro, es probable que el niño quiera menos dulces a cambio. Pero si el juguete es más riesgoso, el niño pedirá más dulces para estar dispuesto a hacer el intercambio.
En finanzas, los adultos hacen intercambios similares con su dinero. La tasa de rentabilidad exigida es como la cantidad de «dulces» o retorno que quieren a cambio de invertir su dinero en algo. Si una inversión es segura, como prestarle dinero al gobierno, la tasa de rentabilidad exigida puede ser baja. Pero si la inversión es más riesgosa, como invertir en una nueva empresa, la tasa de rentabilidad exigida será mayor porque quieren más «dulces» como compensación por tomar ese riesgo.Así que, en resumen, la tasa de rentabilidad exigida es como la cantidad de dulces que alguien quiere para hacer un intercambio con su dinero, dependiendo de cuán riesgoso sea el juguete o la inversión.

Explicación para un profesional del sector

La Tasa de Rentabilidad Exigida es un concepto crucial en el ámbito de las finanzas que desentraña el intrincado equilibrio entre el riesgo y el rendimiento. Este constructo, también conocido como «Tasa de Descuento» o «Tasa de Capitalización», constituye un componente fundamental en la valoración de activos financieros y la toma de decisiones de inversión en entornos de incertidumbre.
En el contexto de las finanzas, la tasa de rentabilidad exigida representa la compensación mínima que un inversionista requiere por asumir el riesgo asociado a una determinada inversión. Este umbral de rentabilidad se fundamenta en la premisa de que los inversores son inherentemente aversos al riesgo y, por lo tanto, exigirán una recompensa adicional por comprometer sus recursos financieros en proyectos o activos que conllevan algún grado de incertidumbre.
Para comprender a fondo este concepto, es imperativo analizar el principio subyacente de la preferencia temporal, que postula que un dólar hoy tiene más valor que un dólar en el futuro. La tasa de rentabilidad exigida refleja la tasa de descuento que se aplica a los flujos de efectivo futuros esperados de una inversión para determinar su valor presente neto. Esta tasa, por ende, encapsula no solo la percepción del riesgo inherente a la inversión, sino también las oportunidades alternativas de inversión y la preferencia del inversionista por la liquidez inmediata.
La evaluación de la tasa de rentabilidad exigida implica un análisis minucioso de múltiples factores, incluidos los riesgos específicos del proyecto, las condiciones macroeconómicas, la política monetaria y las expectativas del mercado. Los modelos de valoración de activos, como el Modelo de Valoración de Activos Financieros (CAPM por sus siglas en inglés), son herramientas esenciales que incorporan la tasa de rentabilidad exigida como elemento central. El CAPM, por ejemplo, establece la tasa de rentabilidad exigida como la suma del rendimiento sin riesgo y un múltiplo del premio por riesgo sistemático.
Es esencial destacar que la determinación de la tasa de rentabilidad exigida no es un ejercicio estático; más bien, es un proceso dinámico que se ajusta continuamente en respuesta a cambios en las condiciones del mercado y las percepciones del riesgo. Las fluctuaciones en las tasas de interés, las condiciones macroeconómicas y los eventos geopolíticos pueden tener un impacto significativo en la percepción del riesgo y, por ende, en la tasa de rentabilidad exigida.
En resumen, la tasa de rentabilidad exigida emerge como una herramienta clave en la toma de decisiones de inversión, encapsulando la complejidad inherente a la valoración de activos en entornos financieros dinámicos. Su comprensión profunda y aplicación adecuada son imperativas para los profesionales financieros que buscan optimizar la asignación de recursos y gestionar eficientemente los portafolios en un contexto de incertidumbre constante.
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