Aquí tienes cinco pasos para comenzar a invertir este año
Si estás listo para comenzar a invertir pero no sabes por dónde empezar, estos cinco pasos te guiarán de manera clara y sencilla. Desde definir tus objetivos financieros hasta seleccionar el tipo de inversión adecuado para ti, estos consejos te ayudarán a dar el primer paso hacia el crecimiento de tu dinero. Empezar puede parecer intimidante, pero con una estrategia básica y la información correcta, estarás en el camino adecuado para hacer crecer tu capital de manera eficiente. ¡Este es el momento de aprovechar las oportunidades que el mercado ofrece!
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1. Comienza a invertir lo antes posible
Comenzar a invertir temprano puede hacer una gran diferencia en la acumulación de tu riqueza. Por ejemplo, si comienzas a invertir 100 € al mes a los 25 años, con un rendimiento promedio anual del 7%, podrías tener más de 240.000 € cuando llegues a los 65 años. Sin embargo, si empiezas a los 35 años con la misma cantidad mensual, el total sería solo de aproximadamente 110.000 €. Esta diferencia de más de 130.000 € muestra cómo el tiempo en el mercado amplifica tus rendimientos.
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El interés compuesto, que es cuando tus ganancias generan más ganancias, funciona mejor con el tiempo. Incluso pequeñas inversiones regulares pueden crecer sustancialmente. Cuanto antes comiences, más tiempo tendrás para aprovechar este efecto acumulativo, y no necesitarás grandes sumas iniciales para ver resultados significativos.
Además, al empezar temprano, puedes tomar más riesgos, como invertir en activos más volátiles (acciones, por ejemplo), ya que tienes tiempo para recuperarte de posibles pérdidas. Si empiezas más tarde, podrías necesitar ser más conservador, con opciones de menor riesgo que suelen ofrecer rendimientos más bajos.
Finalmente, recuerda que no necesitas tener miles de euros para empezar. Aportaciones pequeñas, como esos 100 € mensuales, son suficientes para ver un gran crecimiento a lo largo de los años, gracias al poder del interés compuesto y el tiempo.
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2. Decide cuánto invertir
Después de comprender la importancia de empezar a invertir lo antes posible, el siguiente paso es decidir cuánto dinero puedes destinar a tus inversiones. Esto es fundamental para asegurarte de que estás invirtiendo de manera sostenible sin comprometer tu estabilidad financiera.
Para empezar, es crucial que evalúes tu situación financiera actual. Nunca inviertas dinero que puedas necesitar a corto plazo o que esté destinado para emergencias. Un buen punto de partida es crear un fondo de emergencia, suficiente para cubrir entre tres a seis meses de gastos, antes de pensar en invertir. Esto te dará una base sólida y la tranquilidad de que no tendrás que vender tus inversiones en caso de un imprevisto.
A continuación, establece un presupuesto mensual o anual dedicado a la inversión. Puedes empezar con una pequeña cantidad, como 50 € o 100 € al mes. Lo importante es ser constante y disciplinado, ya que las inversiones regulares, por pequeñas que sean, pueden crecer significativamente con el tiempo. Recuerda que el interés compuesto funciona mejor cuando las aportaciones son constantes.
Tu tolerancia al riesgo también debe influir en la cantidad que decides invertir. Si tienes un horizonte de inversión a largo plazo y estás dispuesto a asumir más riesgo, podrías destinar una mayor proporción de tus ahorros a activos como acciones. En cambio, si prefieres ser más conservador, puedes optar por una combinación de inversiones más segura, como bonos o fondos indexados, que ofrezcan estabilidad con menor volatilidad.
Por último, asegúrate de ajustar tu estrategia de inversión a medida que cambien tus circunstancias financieras. A lo largo del tiempo, es posible que aumenten tus ingresos o que tus prioridades cambien, lo que te permitirá ajustar cuánto inviertes de manera acorde.
3. Decide en qué plataforma de inversión vas a empezar
Una vez que has decidido cuánto invertir, el siguiente paso es elegir la plataforma adecuada para comenzar a invertir. Esta decisión es crucial, ya que determinará tanto la facilidad con la que gestionas tus inversiones como los costos y herramientas a las que tendrás acceso. Existen varias opciones que se adaptan a diferentes tipos de inversores, por lo que elegir la correcta dependerá de tus necesidades y preferencias.
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Primero, considera qué tipo de inversor eres. Si prefieres gestionar tus inversiones de manera activa, las plataformas de corretaje en línea como eToro, DEGIRO o Interactive Brokers pueden ser una buena opción. Estas te permiten comprar y vender acciones, fondos indexados, ETFs y otros activos con comisiones bajas y control directo sobre cada operación. Son ideales si quieres aprender y tomar decisiones propias.
Por otro lado, si prefieres un enfoque más automatizado o no tienes tiempo para analizar cada movimiento, podrías optar por plataformas de robo advisors como Indexa Capital o Finizens. Estas plataformas diseñan una cartera diversificada para ti basada en tu perfil de riesgo y objetivos financieros, gestionándola de manera automática. Este enfoque «set it and forget it» es perfecto si buscas una solución más sencilla.
Otro factor clave a tener en cuenta son las comisiones. Algunas plataformas cobran tarifas por transacción, mientras que otras aplican una tarifa fija o porcentaje sobre los activos gestionados. Revisa bien las estructuras de costos y asegúrate de que se alineen con tu presupuesto y frecuencia de inversión. Menores comisiones significan mayores rendimientos en el largo plazo, así que este es un punto a no subestimar.
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Finalmente, asegúrate de que la plataforma elegida ofrezca una interfaz intuitiva y un buen soporte. Las herramientas de análisis, informes de rendimiento y facilidad de uso son factores que harán que tu experiencia sea más fluida y eficiente. La plataforma correcta no solo te permitirá invertir, sino también aprender y ajustar tu estrategia conforme creces como inversor.
TIP: Encuentra el broker que se adecua a tus necesidades.
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4. Elige una estrategia de inversión
Una vez que hayas decidido en qué plataforma invertir, es fundamental definir una estrategia de inversión clara. Esta estrategia será tu guía para tomar decisiones sobre dónde y cómo asignar tu dinero, y te ayudará a mantenerte enfocado a largo plazo, incluso cuando el mercado sea volátil.
Existen diferentes enfoques que puedes adoptar según tu tolerancia al riesgo, tus objetivos y tu horizonte temporal. Una de las estrategias más comunes es la inversión pasiva, que consiste en comprar y mantener activos a largo plazo, como fondos indexados o ETFs que replican el comportamiento de un mercado amplio (por ejemplo, el S&P 500). Esta estrategia es ideal si buscas simplicidad y menores costos, ya que minimiza el número de transacciones y las comisiones asociadas.
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Por otro lado, si prefieres tener un papel más activo en la gestión de tus inversiones, puedes optar por una estrategia activa. Esto implica analizar y seleccionar acciones o sectores específicos con el objetivo de superar al mercado. Aunque este enfoque puede ofrecer mayores rendimientos, también conlleva más riesgos y requiere tiempo y conocimientos para investigar y tomar decisiones informadas.
Otra opción a considerar es la estrategia de inversión en dividendos, donde compras acciones de empresas que distribuyen una parte de sus ganancias a los accionistas de manera regular. Esta estrategia es popular entre los inversores que buscan generar ingresos pasivos, ya que pueden obtener pagos periódicos además del potencial de apreciación del capital.
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Independientemente de la estrategia que elijas, lo más importante es mantener la consistencia y evitar tomar decisiones impulsivas basadas en las fluctuaciones del mercado. La disciplina es clave para el éxito a largo plazo, por lo que es esencial elegir una estrategia que se ajuste a tus objetivos y seguirla a lo largo del tiempo.
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5. Entiende tus opciones de inversión
Después de haber definido tu estrategia de inversión, es crucial que entiendas bien las opciones de inversión que tienes disponibles. Existen diferentes tipos de activos en los que puedes invertir, cada uno con su nivel de riesgo y potencial de rendimiento. Conocer tus opciones te permitirá diversificar mejor tu cartera y ajustar tus inversiones a tus objetivos y tolerancia al riesgo.
A continuación, se explican las opciones más comunes de inversión para que puedas tomar decisiones informadas.
Acciones
Las acciones representan una participación en una empresa. Cuando compras una acción, te conviertes en accionista y, por lo tanto, en propietario parcial de la empresa. El valor de las acciones puede aumentar si la empresa crece y tiene éxito, lo que te permite obtener ganancias de capital. Además, algunas empresas pagan dividendos a sus accionistas, que son una parte de las ganancias distribuidas regularmente.
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Invertir en acciones puede ofrecer altos rendimientos, pero también conlleva un mayor riesgo debido a la volatilidad del mercado. Si bien las acciones pueden subir de valor rápidamente, también pueden bajar con la misma rapidez, por lo que es importante tener un enfoque a largo plazo y estar preparado para soportar las fluctuaciones.
Bonos
Los bonos son instrumentos de deuda que emiten gobiernos, municipios o empresas para financiar sus actividades. Cuando compras un bono, estás prestando dinero a esa entidad a cambio de recibir intereses periódicos y, al final del plazo, el reembolso del capital invertido. Los bonos son conocidos por ser inversiones más seguras que las acciones, ya que los pagos de intereses suelen ser fijos y el valor del bono se mantiene estable si lo mantienes hasta el vencimiento.
Sin embargo, el rendimiento de los bonos es generalmente más bajo en comparación con las acciones. Los bonos son ideales para inversores que buscan estabilidad y un flujo constante de ingresos sin asumir demasiados riesgos.
Aprende más: Cómo invertir en Bonos.
Fondos de inversión
Los fondos de inversión, como los fondos mutuos y los ETFs (fondos cotizados en bolsa), son vehículos de inversión que agrupan dinero de varios inversores para comprar una variedad de activos, como acciones, bonos o una combinación de ambos. Los fondos ofrecen una forma fácil de diversificar tu cartera sin necesidad de comprar activos individuales, ya que tu dinero se distribuye entre muchas inversiones diferentes.
Los ETFs se negocian como acciones en la bolsa y, por lo tanto, su precio fluctúa durante el día. Los fondos mutuos, en cambio, se valoran al final del día. Ambos tipos de fondos son excelentes opciones para los inversores que buscan diversificación y una gestión profesional de sus inversiones sin tener que involucrarse en la selección de activos individuales.
Aprende más: Comprar fondos de inversión.
Bienes raíces
La inversión en bienes raíces implica comprar propiedades, ya sean comerciales o residenciales, con el objetivo de generar ingresos pasivos a través del alquiler o mediante la apreciación del valor de la propiedad a lo largo del tiempo. Además, existen opciones como los REITs (Real Estate Investment Trusts), que permiten invertir en bienes raíces sin necesidad de comprar y gestionar propiedades directamente. Estos fondos cotizan en bolsa y distribuyen regularmente los ingresos generados por las propiedades.
Los bienes raíces pueden ofrecer estabilidad y rendimientos consistentes, pero requieren mayor capital inicial y pueden ser menos líquidos que otras inversiones, ya que vender una propiedad puede llevar tiempo.
Inversiones alternativas
Las inversiones alternativas incluyen activos como materias primas (oro, petróleo), criptomonedas, e incluso coleccionables como arte o vinos. Estas inversiones no están correlacionadas directamente con los mercados de acciones y bonos, lo que puede proporcionar diversificación adicional a tu cartera. Sin embargo, también suelen ser más arriesgadas y menos líquidas, lo que significa que pueden ser más difíciles de vender rápidamente y su valor puede ser muy volátil.
Antes de invertir en opciones alternativas, es importante investigar a fondo y comprender bien los riesgos asociados. Estas inversiones suelen ser más apropiadas para inversores experimentados que ya tienen una cartera diversificada y buscan nuevas oportunidades de crecimiento.
Conclusión
Empezar a invertir puede parecer desafiante al principio, pero siguiendo estos pasos podrás construir una base sólida para tu futuro financiero. Desde decidir cuándo y cuánto invertir, hasta elegir la plataforma y estrategia adecuadas, cada decisión te acerca más a tus metas. Diversificar tus inversiones, entender los riesgos y mantener una visión a largo plazo te permitirá maximizar tus rendimientos y minimizar los riesgos. Ahora es el momento de poner tu dinero a trabajar de manera eficiente y segura.